De la democracia al autoritarismo

El Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral ha llegado a una conclusión decepcionante: en todo el mundo, la democracia se derrumba inexorablemente.

Así lo afirma el informe publicado, según el cual cada vez más países se encaminan hacia el autoritarismo. Esto es típico no solo de los estados jóvenes y vulnerables, sino también de los estados establecidos desde hace mucho tiempo, como los Estados Unidos o la India. Kevin Casas-Zamora, secretario general del instituto, dijo que en general las cosas van bien en Europa. Señaló especialmente a Eslovenia y Moldavia, que han podido lograr un éxito significativo en los últimos tiempos.

Sin embargo, 17 países, casi la mitad de todas las democracias del continente europeo, han cambiado en los últimos 5 años. Mirando el panorama general, los estándares democráticos en Europa tienden a estabilizarse: el progreso aún es posible, pero no siempre alcanzable. Como resultado, una sociedad frustrada, o al menos una parte de ella, buscará otras formas de estar a la altura de sus expectativas.

Esta insatisfacción se manifiesta en opiniones políticas demasiado rígidas, que en ocasiones convierten a parte de la población en chivos expiatorios, e incluyen, en particular, las ideas de los partidos de extrema derecha. Kevin Casas-Zamora, secretario general del Instituto IDEA y exvicepresidente de Costa Rica, llama a defender lo que representa una sociedad democrática: elecciones justas, prensa libre, frenos y contrapesos.

Cree que la sociedad debe expandirse y renovar la democracia a través de iniciativas como el intercambio colectivo o el activismo juvenil. El informe cita muchos ejemplos de resiliencia social cuando la democracia está ausente o amenazada: las mujeres iraníes luchan contra un régimen teocrático, los ucranianos resisten la agresión rusa y los chinos protestan contra la política de «cero covid» del gobierno.

Los autores del informe llaman a la necesidad de permanecer alerta, ya que la democracia en el mundo aún es frágil y no está mejor que en 1990.

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