En sus últimas palabras, el hombre de 60 años, por un lado, se disculpó con la familia de la víctima, diciendo que lo consideraba su «hermano pequeño», pero por otro lado, no se arrepintió de su acto.
Un jurado mixto en Tesalónica condenó a un hombre a cadena perpetua por disparar a sangre fría a un conocido de 45 años y luego rociar su cuerpo sin vida con gasolina y quemarlo para encubrir el crimen. El brutal asesinato se cometió en junio pasado en Kallithea, no lejos de Katerini. El delincuente confesó este terrible acto y lo explicó como una venganza, ya que creía que la víctima lo había entregado a la policía hace varios años por 21 plántulas de cannabis.
El tribunal lo declaró por unanimidad culpable de homicidio premeditado en estado de calma, posesión y uso ilegal de armas, sin atenuantes, y rechazó el pedido de la defensa de una reducción de la pena por las drogas y el alcohol que supuestamente consumía.
En su discurso ante el tribunal, el victimario se disculpó con la familia de la víctima, a quien dijo que consideraba su «hermano pequeño», pero no se arrepintió de su acto, afirmando que si pudiera hacer retroceder el tiempo, «volvería a hacer lo mismo». […] y por una razón, porque le di drogas gratis de buena calidad». Describió con frialdad el método de matar, afirmando: «Le puse un arma en la boca, dije que no dolería, apreté el gatillo y luego encendí un fuego «No vi nada en ese momento, me quemé con él. No puedo expresarlo con palabras».
El crimen se resolvió cuando los transeúntes notaron el cuerpo carbonizado del desafortunado detrás del cementerio de Kallithea y un charco de sangre. Una investigación de la subdirección de seguridad de Katerini encontró que el perpetrador golpeó y ató al hombre con una cuerda de nailon y luego lo llevó al cementerio, donde le disparó en la cabeza con una pistola. Luego roció su cuerpo sin vida con gasolina y le prendió fuego. Según el examen médico forense, fue un disparo en la cabeza lo que le provocó la muerte.
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