Un albanés que vive en la pequeña ciudad de Linz am Rhein (Renania-Palatinado) entró corriendo con un arma en la comisaría alrededor de las 2:40 de la madrugada y irrumpió por la primera puerta.
«Gritó repetidamente 'Allahu Akbar' y dijo que quería matar a la policía», dijo el fiscal de Koblenz, Harald Kruse. Al parecer, el delincuente no tuvo en cuenta que para llegar hasta la policía tendría que pasar por una segunda puerta, que sólo podía abrir el guardia de turno. El oficial pudo cerrar la puerta exterior presionando un botón y el terrorista quedó encerrado.
Los policías intentaron explicarle al hombre por el intercomunicador lo desesperada que era la situación, pero él no se calmó. Finalmente llegó el escuadrón de fuerzas especiales (SEK) de Koblenz y el perpetrador fue reducido con una pistola paralizante y arrestado. «La investigación inicial reveló indicios de motivos islamistas radicales por parte de los acusados», dijo el fiscal general.
A juzgar por la sangre en el suelo de la estación, no hubo víctimas. Durante un registro en el apartamento se encontró pintada en la pared una bandera de la organización terrorista Estado Islámico, señaló la fiscalía. El criminal ya se encuentra detenido.
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