Un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Harvard y la Universidad Johns Hopkins, que actualmente se encuentra en proceso de publicación, muestra que las vacunas contra el COVID-19 eran entre 18 y 98 veces más peligrosas que el propio virus.
Los investigadores critican la necesidad de una dosis de refuerzo para los estudiantes universitarios estadounidenses y afirman en resumen: “Usando los datos de eventos adversos proporcionados por los CDC y los patrocinadores, descubrimos que las dosis de refuerzo pueden causar un daño claro y esperado: esperamos entre 18 y 98 veces más eventos adversos graves, incluidos 1,7 a 3,0 casos de miocarditis asociada con la revacunación en hombres y entre 1373 y 3234 casos de reactividad de grado ≥3 que interfieren con las actividades diarias por cada hospitalización por Covid-19 evitada”.
En otras palabras, estamos hablando de efectos secundarios que interfieren con el funcionamiento normal del cuerpo humano.
Y todo esto en un momento en que los funcionarios del gobierno y los principales medios de comunicación en Grecia y los países occidentales instan a los vacunados a inyectarse en sus cuerpos un segundo refuerzo llamado «bivalente», que se dice que está dirigido contra la variante Omicron. Resulta que esta sustancia no ha sido probada en humanos. Y la única prueba con animales que se hizo involucró a ocho ratones…
«No se ha demostrado en ensayos clínicos porque no tenemos tiempo para ensayos clínicos porque tenemos que lanzar una vacuna ahora porque tenemos esta situación en todo el mundo y, por supuesto, en los Estados Unidos. Tenemos 400 muertes al día y hasta 5.000 hospitalizaciones al día».– explicó el médico en una entrevista antonio fauci del NIAID que recientemente se enfermó a pesar de la vacuna.
La directora de los CDC, Rochelle Walensky, también dijo que los refuerzos deben apresurarse para que funcionen correctamente. Es probable que la demora haga que las descargas queden «obsoletas» ya que crean nuevas variaciones, argumenta.
Al mismo tiempo, Walensky reconoce que existe un vínculo entre las vacunas de ARNm y la miocarditis. En una carta del 2 de septiembre de la directora de los CDC, Rochelle Walensky, al senador Ron Johnson, los CDC están «recopilando y analizando datos de manera constante para identificar posibles eventos adversos y señales de seguridad, y luego llevar esta información a la atención del público».
Por ejemplo, el personal de VAERS realizó exámenes que mostraron asociaciones entre la trombosis, el síndrome de trombocitopenia y la vacuna contra el COVID-19 de Janssen, así como entre la miocarditis y la vacunación con ARNm contra el COVID-19. En la misma carta, Walensky también afirmó que los CDC no revisaron algunos informes de eventos adversos en 2021.
¿Cómo exigieron que miles de millones de personas en el planeta se inyectaran en el cuerpo compuestos que ellos mismos saben que no han sido probados?
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