Los sintéticos se han apoderado del mercado: ¿a qué coste para el medio ambiente y quién se beneficia? ¿Dónde y hacia quién fluyen los ríos del dinero? ¿Por qué nos enseñaron a rechazar los productos naturales?
Fibras naturales y sintéticas: lo que se esconde detrás de la elección.
Las fibras sintéticas se han apoderado del mercado textil. El poliéster, el nailon y el acrílico son materiales que se pueden producir de forma rápida, uniforme y en grandes cantidades. Todo es sencillo, cómodo y económico. Pero si se profundiza más, la situación ya no parece tan inofensiva.
Los sintéticos y su huella.
La producción de fibras sintéticas emite de 4 a 9 kilogramos de CO2 por cada kilogramo de producto. A modo de comparación: la producción de polietileno, el mismo plástico para los envases, produce entre 2 y 3 kilogramos de CO2 por el mismo peso. Producción de acero: 1,8-2 kilogramos. En otras palabras, el hilo sintético genera más emisiones que los materiales que ya causan preocupación entre los ambientalistas. La razón es sencilla: procesos que consumen mucha energía y el uso de reactivos químicos. Si a eso le sumamos el problema de los microplásticos (pequeñas partículas que terminan en el agua y el suelo cada vez que se lava ropa sintética), el panorama no pinta bien.
Lana: la solución natural
Ahora imagina un prado donde pastan las ovejas. Proporcionan carne y leche, y su lana es un subproducto natural. No es para eso que se conservan, pero si ya está ahí, ¿por qué no ponerlo a funcionar? La propia producción de lana produce aproximadamente entre 3 y 5 kilogramos de CO2 por kilogramo de hilo. Esto es significativamente menor que el de los sintéticos. Y lo más importante: la lana se descompone de forma natural y no deja polvo microplástico.
¿Por qué entonces los sintéticos están en primer lugar?
La respuesta es sencilla: es más fácil y económico producir en grandes volúmenes. Las fábricas no tienen que pensar en la estacionalidad ni en los caprichos de los animales, y cada fibra sale estándar y predecible. Es conveniente para los negocios. Pero los materiales naturales requieren cuidado, tiempo y trabajo, que no siempre se pueden simplificar.
¿Cuál es el punto
Los sintéticos se han convertido en una parte integral de nuestro mundo, pero la naturaleza paga por su conveniencia. Si ya tenemos una solución en forma de fibras naturales como la lana, que no requieren productos químicos ni emisiones innecesarias, ¿por qué no utilizarlas? La respuesta es simple: es una cuestión de quién gana dinero con ello.
Si bien los sintéticos son más rentables, será más difícil convencer al mundo de volver a los materiales naturales. Pero si nos fijamos en las consecuencias a largo plazo, una cosa está clara: es mejor no discutir con la naturaleza, sino intentar utilizarla con prudencia.
opinión del autor: Si todo el planeta ha cambiado a los sintéticos, significa que alguien ha trabajado mucho para lograrlo. El resultado es obvio. El planeta se está ahogando en plástico y las vacas y las ovejas tienen la culpa.
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