Putin no solo no está tratando de terminar la guerra en Ucrania lo antes posible, sino que también se está preparando para batallas de proporciones aún mayores, escribe el Financial Times.
Los expertos de la publicación sacan tal conclusión de las nuevas leyes que endurecen el procedimiento de movilización y permiten a la Federación Rusa enviar a la guerra a cientos de miles de ciudadanos más. “Putin está apostando a que el recurso humano ruso que potencialmente se puede movilizar es de tres a cuatro veces el tamaño del ucraniano, y la única tarea inmediata es poder usar este recurso a voluntad: movilizar a muchas más personas, armarlas, entrenar y enviar a la batalla», escribe el periódico.
Se citan las palabras de Andrey Kartapolov, jefe del Comité de Defensa de la Duma Estatal Rusa: “Estas enmiendas fueron escritas para una gran guerra y una movilización general. Y ya se está sintiendo el olor de esta gran guerra”.
La tesorería militar del Kremlin todavía está repleta de efectivo, alimentada por ganancias inesperadas de energía, las fábricas militares de Rusia funcionan las 24 horas y China y otros países están suministrando microchips para eludir las sanciones.
Paralelamente, la Federación Rusa planea estrangular la economía de Ucrania, ya que el presupuesto ucraniano depende de los aliados occidentales. La salida del acuerdo sobre el grano y los ataques aéreos contra la infraestructura civil apuntan a esto.
El Kremlin también espera reducir el apoyo occidental a Ucrania, para lo que utiliza amenazas de escalada, incluida la expansión del conflicto al territorio de la OTAN a través de Bielorrusia con la ayuda de los «wagneristas».
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