Es impactante la situación del padre de tres niños con un corazón enfermo. El cabeza de familia corre el riesgo de perder la casa porque no puede pagar la hipoteca.
Según él, su casa fue puesta en subasta y los alguaciles vendrán a su casa el lunes para desalojarlo. “Si nos quitan la casa, no sé qué hacer… Me voy, me desalojan, voy a vivir en la calle… No tengo donde quedarme”, dijo.
Como le dice el hombre al canal abierto, esta es su primera y única residencia, ya pesar de los esfuerzos que hizo para negociar con el banco, no le hicieron ninguna concesión. En 2004, tomó un préstamo hipotecario por un monto de 275 mil euros, pero debido al desempleo no pudo pagarlo.
“Hice lo mejor que pude. Les ofrecí pagarles la cuota de un mes como ‘alquiler normal’. No lo aceptaron. Les dije que encontraría un comprador… Pero en el último momento, un domingo por la tarde, Teníamos que mudarnos de inmediato, y el lunes por la mañana vendrán a tomar mi casa, a desalojarme”, dice Giannis.
“Vendrá el alguacil, tal vez con la policía (…). Si me quitan las llaves, no sé cómo vivir… me quedo en la calle, no tengo adónde ir”, añade el hombre, abatido por la situación actual.
Según su abogada Marianna Greki, el valor objetivo de la vivienda del cliente no es mucho mayor que los límites establecidos para cada categoría. “Esto lo saca automáticamente de la “válvula de seguridad” existente, el resquicio por el cual se podría salvar (proteger) la casa. Lo llaman para averiguar qué hará a continuación, dónde colocará a su familia de cinco. Tiene tres hijos”, explica la Sra. Greki.
Según la información, el dueño de casa dejó de pagar el préstamo alrededor de 2010, cuando fue despedido de su trabajo. Sin embargo, en 2015, cuando volvió a encontrar trabajo, volvió a hacer aportes. “Empecé a pagar en el 15, un año o dos. Entonces perdí mi trabajo otra vez. Ahora estoy de vuelta en el trabajo. Desafortunadamente, el desempleo me golpeó”, explica Giannis.
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