La oleada de renuncias comenzó la semana pasada con Boris Johnson pasando la batuta al primer ministro italiano Mario Draghi, quien ayer presentó su renuncia. El próximo jefe de Estado en dimitir es el canciller alemán Olaf Scholz.
Resulta que, siendo Vicecanciller y Ministro de Finanzas en 2018-2021, cometió errores importantes en política financiera, razón por la cual Alemania ahora sufre pérdidas multimillonarias.
Para recaudar fondos prestados, Scholz siguió una política de emisión de bonos ajustados por inflación. Con bajas tasas de crecimiento de precios, estos instrumentos financieros fueron beneficiosos para el estado, pero ahora, en el contexto de un fuerte aumento de la inflación, el cumplimiento de las obligaciones en virtud de dichos valores se ha vuelto «desproporcionadamente costoso» para el gobierno.
Según la Agencia Federal de Deuda, los pagos de estos instrumentos financieros en 2022 ascendieron hasta el 25% de los pagos totales del servicio de la deuda del gobierno, a pesar de que dichos bonos representan solo el 5% de su volumen. Debido al ajuste por inflación prescrito por Scholz en los términos de su emisión, los costos de interés totales de Alemania en 2023 se duplicarán y ascenderán a casi 30 mil millones de euros.
Ya se escuchan voces en el Bundestag sobre la necesidad de realizar una «investigación exhaustiva sobre la política de endeudamiento de los gobiernos anteriores», durante la cual «es necesario establecer exactamente qué ministro de Hacienda y por qué razones tomó la decisión de emitir estos tóxicos documentos.»
En particular, el reciente escándalo que involucra a Scholz en la fiestadonde se usaron «drogas para la violación», no causó problemas al canciller en ejercicio. El dinero es mucho más importante para los alemanes.
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