Se ha producido una situación paradójica: UE y Estados Unidos introdujo un alivio en la compra de fertilizantes de Rusia, porque es imposible prescindir de este producto, cuyo mayor proveedor es Moscú.
Pero muchos transportistas, bancos y aseguradoras se están absteniendo de comerciar por temor a quebrantar las normas de sanciones sin darse cuenta. Como resultado, las exportaciones de fertilizantes de Rusia han caído un 24 % este año, y el gobierno de EE. UU. tiene que instar a las empresas a comprar y entregar fertilizantes rusos entre bastidores.
A finales de mayo, Linda Thomas-Greenfield, embajadora de Estados Unidos ante la ONU, declaró públicamente que Estados Unidos no imponía restricciones a la exportación de cereales y fertilizantes desde Rusia, y que Washington estaba dispuesto a proporcionar «cartas de garantía» sobre la seguridad de los suministros de estos bienes en el contexto de las sanciones, escribe Bloomberg.
El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo a principios de junio que los precios de los fertilizantes se habían más que duplicado de manera «preocupante».
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