Todas las mañanas, cuando Giorgos Kourelis sale de casa para su paseo y sus negocios diarios, la corderita Elpida está lista para acompañarlo. Giorgos y Elpida pasean por las estrechas calles de Adamantas en la isla de Milos para deleite de lugareños y visitantes.
Antes de salir de casa, la corderita Elpida toma un sorbo de su biberón diario de leche.
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El hombre y el animal son inseparables: caminan juntos por las pintorescas calles del puerto, de los cafés y hasta del supermercado. Los turistas, al ver un cordero, están encantados con la amabilidad de Elpida y se apresuran a tomar una foto como recuerdo.
Elpida (Esperanza) fue uno de los dos corderos nacidos en el campo hace unos meses. Cuando Giorgos los encontró, uno de los recién nacidos ya estaba mamando leche de su madre y Elpida yacía sin poder moverse. Era demasiado pequeña y débil.
“Se desmayó”, dijo Giorgos a ERT el miércoles. Describió cómo trasladó a toda la familia del campo a su jardín y cómo trató de salvar a Elpida de una muerte segura.
El cordero recién nacido estaba demasiado débil para succionar la leche de su madre por sí solo, por lo que Giorgos tomó una jeringa y la llenó con leche de oveja. Luego trató de alimentar a Elpida. Funcionó.
El resto es… el comienzo de una hermosa amistad y la feliz historia del vínculo eterno entre el hombre y el cordero. Se volvió viral en Internet griego.
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