En Madrid, se inauguró la «Sala de las Lágrimas», «La Lloreria», donde no solo se puede llorar, sino también pedir apoyo, hay teléfonos a los que todo el mundo tiene la oportunidad de llamar para pedir ayuda.
El propósito de esta innovación es eliminar el tabú de la salud mental. El letrero sobre la entrada dice: «Entra y llora». Hay teléfonos en la habitación con los nombres de las personas a las que puede llamar cuando está molesto, incluido un psicólogo.
Cualquiera puede entrar en el edificio, situado en el centro de la capital española, y participar en el proyecto. Su objetivo es eliminar el estigma asociado con la salud mental y buscar ayuda en la sociedad. El estudiante sueco Jon Nelssom, que vive en Madrid, dice:
Es una gran idea resaltar un problema de salud mental. En España, como en muchos otros países, llorar es estigmatizante.
En un proyecto publicitario de salud mental llamado Room of Tears in Madrid, una mujer es fotografiada en una bañera. Ella finge llamar a un psicólogo, mientras dos mujeres más están de pie junto a un letrero de neón que dice: «Me siento mal también, genial».
Pedro Sánchez, primer ministro de España, anunció la semana pasada que se ha comprometido a aportar 100 millones de euros para un programa de salud mental. Incluirá servicios como una línea de ayuda para suicidios las 24 horas. Anunció que el proyecto se inició el 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental:
«Esto no es un tabú, es un problema de salud pública, tenemos que hablar de ello, hacerlo visible y actuar en consecuencia».
En 2019, 3.671 personas se quitaron la vida en España. Es la segunda causa de muerte más común después de las causas naturales. Según cifras oficiales, a uno de cada diez adolescentes se le diagnostica un trastorno mental y el 5,8% de la población padece trastorno de ansiedad.
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